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El escritor Tomás García Yebra, en Málaga, con su libro y una imagen al fondo de Alcaraz. MIGUEl FERNÁNDEZ
«A Alcaraz le pediría una zapatilla para colocarla en mi museo»
Tomás García Yebra | Escritor

«A Alcaraz le pediría una zapatilla para colocarla en mi museo»

El periodista y escritor repasa el magnético juego de Carlos Alcaraz a través de personajes como el almirante Nelson, el de Trafalgar, Curro Romero, Serrat, García Márquez o Santa Teresa de Jesús

Viernes, 2 de diciembre 2022, 14:24

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Dice Tomás García Yebra (Madrid, 66 años) que desde los tiempos de Nastase y McEnroe, no había contemplado a otro Picasso de la raqueta como Carlos Alcaraz. Sus genialidades en la pista, especialmente sus dejadas -que llega a comparar con la sonrisa de Marilyn Monroe o los andares de Gary Grant- le motivaron para ponerse ante el ordenador y escribir 'Carlos Alcaraz. El cambio de paradigma' (Ediciones JC), donde hace una aproximación muy libre a la figura del gran tenista murciano, actual número uno del mundo. Yebra, periodista de largo aliento que trabajó en Colpisa y en el 'XL Semanal' y autor de novelas como 'Los crímenes del Museo del Prado', no oculta que quedó deslumbrado por el juego de Carlitos, pero el joven tenista de 19 años «nunca» hará olvidar al veterano Rafa Nadal. «¿Acaso Mozart nos hace olvidar a los Beatles?», dice Yebra. 

-¿Qué le ha movido a escribir un libro sobre Carlos Alcaraz?

-Hace tiempo que me había desenganchado del tenis; me aburren los tenistas que dan raquetazos desde el fondo de la pista. En primavera, un poco por casualidad, puse la tele y empecé a ver Carlitos en el Masters Mil de Madrid. Dije, ¿pero qué es esto?, ¿un marciano jugando al tenis? Me asombró su desparpajo, su valentía, su frescura, su ingenio y el no tener miedo a nada. Pensé: «Así me hubiera gustado a mí vivir la vida». Ese fue el germen, la chispa que me movió a ponerme delante del ordenador. Es el libro, de cuantos he escrito, que menos esfuerzo me ha costado. Intenté que fuese divertido, intuitivo, al mismo compás que el juego de Alcaraz.

-¿Por qué dice que Alcaraz es un cambio de paradigma?

-Carlitos representa, me parece a mí, el entretenimiento y el espectáculo en estado puro. Lo que fascina a los espectadores -y a mí- no es tanto la finalidad de ganar un partido sino el modo de afrontarlo. No es el qué sino el cómo. En Carlitos hay esfuerzo, como no podía ser menos, pero es un esfuerzo acompañado de arte. Yo lo comparo con Curro Romero o con Morante de la Puebla. Lo que ellos te dan es muy difícil de disfrutar en una plaza de toros o en una cancha de tenis. Antes que ganar, divertirte para divertirnos; disfrutar para hacernos disfrutar.

-No es una biografía al uso, pero cuenta cosas de su vida. ¿cómo definiría lo que ha escrito?

-Relaciono su tenis con la vida. En un capítulo lo comparo con Horatio Nelson. El almirante inglés en Trafalgar que destrozó la flota franco-española porque se lanzó en picado con el navío Victory, una maniobra que nadie había hecho hasta entonces. Ese atrevimiento es parecido al que despliega Carlitos en algunos de sus golpes. La valentía desconcierta, empequeñece y desmoraliza al contrincante. En otro capítulo lo comparo con Santa Teresa. La monja andariega enseña a vivir la religión con alegría; Carlitos invita a gozar del tenis.

«Alcaraz no nos hará olvidar nunca a Nadal. ¿Bergman nos hace olvidar a Almodóvar?, ¿Mozart a los Beatles? Disfrutemos de todos ellos»

-¿Cree que Carlitos hará olvidar a Nadal?

-¡No! No hay que olvidar nunca a Nadal. ¿Bergman nos hace olvidar a Almodóvar?, ¿Mozart a los Beatles? Disfrutemos de todos ellos.

-Nadal nos ha acostumbrado muy mal... lo ha ganado todo y además nos ha dado lecciones de esfuerzo, pundonor y caballerosidad... ¿qué virtudes ve en Carlitos?, ¿que nos aportará?, ¿le mediremos según el 'listón Nadal' o se merece otra mirada?

-Las virtudes de ambos son distintas, seguramente complementarias. La 'cabeza' de Nadal no tiene rival. La de Carlitos es anárquica, romántica, contracultural, pero esto tiene mucho encanto. Como diría Oscar Wilde: «Uno debería ser siempre un poco improbable».

Entradas y zapatilla

-¿Qué tiene que hacer un número uno para no sucumbir a la gloria?

-Deseo que a Carlitos no le suceda lo que le sucedió a Gabriel García Márquez. El premio Nobel me dijo en una entrevista: «Odio 'Cien años de soledad'». ¿Por qué?, le pregunté. «Porque antes de aquella novela era una persona normal y ahora ya no lo soy; no sé quiénes son mis amigos, ni siquiera sé quién soy yo».

-¿Quién es su tenista favorito de todos los tiempos?

-Nastase y John McEnroe. Por virtudes parecidas a las que nos ofrece Carlitos. En cualquier deporte tiene que primar el buen hacer y la estética. Para aburrirnos, decepcionarnos y abochornarnos ya están los políticos.

-Para este libro no ha entrevistado a Alcaraz.... ¿qué dos preguntas le haría si le tuviera delante?

-¿Te ha dado tiempo a hojear mi libro?, ¿te gustó la dedicatoria?

-¿Y qué pregunta impertinente?

-Carlitos soy un escritor pobre; en consecuencia, ¿me podrías enviar dos entradas para verte en Roland Garros?... No, rectifico, es mucho pedir. ¿Me podrías enviar una zapatilla -de las que destrozas- para colocarla en mi librería-museo de Las Navas del Marqués?

«Me encantaría ver a Carlitos ganar un Roland Garros con una dejada que botara en la pista del adversario y volviera a la suya. Yo desde luego me retiraría, aunque tuviese 20 años. Diría: Ahí lo dejo»

-¿De qué fuentes ha bebido para elaborar el libro?

-De ninguna. Me hijo Álvaro, que también es periodista, me preguntó: «¿Vas a hablar con él?». «No tengo intención», le respondí. No se trata de un reportaje ni de una biografía, es un libro muy loco, llamémosle un libro de autor.

-¿Gustará a los lectores que no les guste el tenis?

-Hasta el momento a quienes más está gustando es a personas que no saben nada de tenis. Es curioso: los apartados en los que hablo de tenis son los que menos llaman la atención.

-¿Cuál es el 'feedback' que está obteniendo de los lectores?

-A mis alumnos del taller de escritura les digo que aprendo más de ellos que ellos de mí. No se lo creen, pero así es. Todas las opiniones y todas la críticas -buenas, malas o mediopensionistas- suman, nunca restan. La gente te ve más y mejor -en todos los aspectos- de lo que cada cual se ve a sí mismo.

-¿Cuántos Grand Slams pronostica para Carlitos en los próximos 15 años?

-Lo único que le deseo es salud y que sea feliz, todo lo feliz que se puede ser en este mundo, que tampoco es demasiado. Lo demás -eso se descubre cuando se tienen mis años- no vale absolutamente para nada.

-Y en 2023.... ¿apuesta a que gane alguno?

-Si pudiera elegir, Roland Garros. Y con una dejada, en la final, en el matchpoint, que botara en la pista del adversario y volviera -salvando la red- a la suya. Yo desde luego me retiraría, aunque tuviese 20 años. Diría: «Ahí lo dejo».

-Hablando de esas dejadas... dice en su libro que tienen el magnetismo de la mirada de Montgomery Clift o la sonrisa de Marilyn Monroe... ¿No se ha pasado?

-Por supuesto que me he pasado, pero en detrimento de Carlitos.

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