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La tecnología en el transporte público que ha cambiado la forma de movernos
Desde los paneles informativos de rutas hasta los sistemas de ‘ticketing’: una empresa española tiene el liderazgo internacional en el sector de las tecnologías aplicadas al transporte y sus soluciones ya se utilizan hasta en Sídney
Noelia Hontoria
11 de septiembre 2023
El transporte público en España es uno de los mejores del mundo. Esto es gracias a ciertas tecnologías ‘made in Spain’, como las que se desarrollan en la empresa GMV, establecida en Tres Cantos (Madrid), y que se aplican en países como Australia, Estados Unidos, Polonia o Malasia. Los avances tecnológicos son los grandes responsables de esta supremacía española en el transporte público, así como en la forma en la que lo utilizamos.
Así lo explica Miguel Ángel Martínez Olagüe, director general de Sistemas Inteligentes de Transporte en GMV, quien destaca cómo la tecnología aplicada al transporte público «es fundamental para que éste sea más eficaz, más eficiente y tenga capacidad para dar un mejor servicio, con mejores prestaciones y de mayor calidad».
Así podemos saber cuánto tardará el próximo autobús
Aunque, hoy en día, nos parezca natural que desde la parada pueda saberse cuánto tiempo tardará en llegar nuestro próximo autobús, no hay que olvidar que tras este tipo de desarrollos que hacen más sencillo nuestro día a día hay grandes avances tecnológicos. «Cuando utilizamos el transporte público damos por garantizada esta tecnología, ya que nos hemos acostumbrado a que siempre esté ahí», afirma Martínez Olagüe. Sin embargo, llegar al punto de innovación en el que nos encontramos hoy ha supuesto un desafío mayor de lo que el ciudadano pueda pensar.
Los paneles informativos que se encuentran en las paradas de autobús son capaces de realizar una predicción muy afinada del tiempo de espera del usuario antes de que llegue el vehículo. ¿Cómo se consigue? Martínez Olagüe resume el proceso: «Para tener esa información hay un sistema complejísimo que incluye un sistema GPS montado a bordo del autobús, encargado de enviar la información de dónde se encuentra el vehículo a un centro de control. Ahí, gracias a la planificación de rutas y a un complejo algoritmo de tráfico, se determina en qué servicio está ese autobús, cuál va a ser la próxima parada y cuánto va a tardar en llegar».
Muy lejanos parecen ya esos tiempos en los que el transporte público tradicional apenas se basaba en contar con unas líneas de autobús con horarios publicados (muchas veces en papel). «Antes no se necesitaba más que el propio autobús, el conductor y poco más», explica Martínez Olagüe, quien añade que el transporte ha evolucionado «gracias a los datos móviles, la cartografía digital, la navegación por satélite y la tecnología software», principalmente.
Una tecnología invisible
Este es solo uno de los ejemplos de tecnologías que se aplican hoy en día al transporte público. Pero hay muchos más, como los sistemas de ticketing y otras tecnologías aplicadas al transporte público actual. Además de los útiles (y necesarios) sistemas de información al pasajero, GMV también desarrolla otras tecnologías enfocadas a otros ámbitos imprescindibles en el transporte público, como los sistemas de ticketing.
«Cuando validamos el título de transporte conseguimos hacer la transacción en apenas unas décimas de segundo gracias a un equipamiento embarcado», señala Martínez Olagüe, quien invita a reflexionar sobre el breve periodo de tiempo que tardamos en pagar en un autobús.
Entre las tecnologías desarrolladas por GMV que merece la pena mencionar, destaca la videovigilancia embarcada, muy útil en el sector ferroviario. Este sistema hace uso de una arquitectura de red Ethernet con una alta escalabilidad y que mejora la seguridad a bordo. Se puede utilizar de forma independiente o integrado con otros sistemas desarrollados por GMV, como los sistemas de información al pasajero, megafonía e intercomunicaciones o gestión de flotas.
Es un hecho: el transporte público en España es uno de los mejores del mundo. «Muchas personas creen que la tecnología viene de fuera, pero los desarrollos tecnológicos que hay detrás del transporte público son a veces íntegramente españoles, tanto el software como la electrónica de los equipos embarcados es diseñada, desarrollada, fabricada e implantada por GMV», señala Martínez Olagüe.
Un ingeniero, trabajando en el laboratorio de GMV ubicado en Valladolid
La movilidad del futuro se fabrica en España
La compañía, apunta el directivo, «tiene una posición de liderazgo a nivel internacional. Estamos exportando nuestros sistemas a mercados internacionales, como Estados Unidos, Australia, Polonia, Malasia, Marruecos, Taiwán, Filipinas…». Por poner un solo ejemplo, la tecnología del sistema de gestión del tranvía de Sídney ha sido desarrollada por GMV.
Un ejemplo más local es el de Barcelona, donde actualmente se está desplegando la renovación del sistema tecnológico del transporte metropolitano de la ciudad. Todo esto se fragua desde la cabecera de ITS (Sistemas Inteligentes de Transporte), que se encuentra en el Parque Tecnológico de Boecillo, Valladolid.
Aquí se localiza el centro de investigación y desarrollo más importante de GMV en el ámbito del transporte. El capital humano, formado principalmente por ingenieros y matemáticos, altamente especializado a nivel técnico, son un recurso muy valioso en la empresa. Participan desde las fases de diseño y fabricación hasta el mantenimiento, otro de los pilares más importantes en este sector. El mantenimiento de los sistemas desplegados puede durar más de veinte años, por lo que se necesita personal con un nivel de especialización muy alto.
El transporte público es la única alternativa sostenible
La movilidad del transporte público es muy importante no solo para mejorar la calidad de vida de las personas, sino también desde el punto de vista medioambiental. Es mucho más eficiente desde el punto de vista energético y también mucho más rápido, siempre y cuando haya una buena tecnología detrás. Martínez Olagüe lo resume de una forma categórica: «es el único futuro. Cualquier otra alternativa no es sostenible desde ningún punto de vista».