Si mañana desaparecieran las hormigas, los suelos serÃan menos fértiles, muchas plantas quedarÃan desprotegidas y numerosas especies animales perderÃan su principal fuente de alimento
Podemos construir rascacielos, gaseoductos, túneles de metro, autopistas de ocho carriles, modernos sistemas de alcantarillado o sincronizar los semáforos de toda la ciudad en la nube. La más puntera de las smart cities está condenada a convertirse en un páramo si carece de una tecnologÃa que no consume energÃa ni materiales, que no figura en los presupuestos de cualquier concejalÃa de urbanismo, pero cuya complejidad y utilidad es mucho mayor que el de cualquier invento gestado en Silicon Valley: el trabajo silencioso de las hormigas.
Estos insectos han fascinado al ser humano desde hace siglos por distintos motivos. Su prodigiosa organización social es uno de ellos, pues seguramente se trate de una de las más avanzadas dentro del reino animal, tal y como recuerda la Fundación Endesa. Otra razón es la inmensa variedad de especies: más de 13.000, es decir, el doble de variedad que de mamÃferos. Lo que es imposible calcular es la cifra exacta de hormigas que hay en nuestro planeta. Sà se sabe que están presentes en todo el mundo, en ecosistemas muy distintos, y se estima que suponen el 15% de la masa de organismos vivos terrestres de la tierra. Hay un dato que da vértigo: por cada ser humano sobre el planeta hay 2,5 millones de hormigas. Es decir, estarÃamos hablando de 20.000 billones de hormigas en todo el mundo, según un estudio publicado por la Universidad de Würzburg en Alemania en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
José Manuel Vidal Cordero, entomólogo del CSIC y autor de numerosos trabajos e investigaciones sobre estos insectos, escribe en su libro Las hormigas que “la cantidad total de materia viva de estos individuos es mucho mayor que la de cualquier otro grupo de insectosâ€. Esto las ha llevado a mantener “numerosas relaciones con animales y plantas†y “una gran variedad de comportamientosâ€. Pese a ello, la mayorÃa de la población sigue sin saber gran cosa sobre ellas y sin entender hasta qué punto dependemos de estos minúsculos organismos. Nuestra alicorta mirada sobre las hormigas se limita a verlas “como organismos agresivos y molestos que entran sin permiso en nuestra despensaâ€. Y quizás debamos plantearnos lo contrario: ¿HabrÃa alimentos en nuestra despensa si desapareciesen las hormigas?
Un mundo sin hormigas
El panorama no serÃa muy alentador. Gema Trigos Peral, investigadora en el Instituto de ZoologÃa de Varsovia y vinculada a la Asociación Ibérica de MirmecologÃa, explica que la desaparición de las hormigas implicarÃa “perder el equilibrio de un ecosistema, pues las hormigas cumplen funciones muy especializadas dentro de los mismosâ€. Y todo serÃa una reacción en cadena, puesto que, en la naturaleza “no es que A afecta a B, es que la ecologÃa es una red y todo depende de todo. Si tocas una cosa, todo lo que está conectado se va a moverâ€.
En el caso de una desaparición o de un descenso brusco en la población de hormigas, “el suelo serÃa bastante más duro, al no poder airearse, y no entrarÃa bien el agua o el oxÃgeno, que es fundamental para los microorganismos y para las raÃces de las plantasâ€. Lo que viene a continuación es evidente: “El suelo serÃa menos fértil, lo que afectarÃa a las plantas, tanto a las que sirven como lugar de anidamiento, como para las que son fuente de alimento para otros animales que, a su vez, son fuente de alimento para otros animales o para los humanosâ€.
¿Para qué sirven las hormigas, entonces? Pues para muchas funciones y muy distintas. Lo cuenta la propia cientÃfica: “Son aireadoras del suelo; descomponedoras de materia orgánica; depredadoras, por lo que tienen su parte en el control de plagas. Además de eso, dispersan semillas, son polinizadoras y cuidan de las plantas protegiéndolas de los ataques de algunos insectos que se comen sus pulgones. Por último, en un estudio que hemos hecho hace poco descubrimos que en los nidos en los que hay hormigas los polluelos tienen menos parásitos, gracias a que las hormigas se los comenâ€.
"La desaparición de las hormigas implicarÃa perder el equilibrio de un ecosistema"
De todas sus funciones, una de las más llamativas e importantes para el medio ambiente es su labor como “ingenieras de ecosistemasâ€. No solo con sus túneles y galerÃas contribuyen a articular el subsuelo y a que circulen agua, aire y nutrientes. También aportan a la creación de estos nutrientes con sus propios desperdicios. De este modo tan ecológico producen calcio, fósforo, zinc, manganeso o hierro y ayudan a bacterias y hongos a la descomposición de la materia orgánica. Una especie de compostadora mini -del tamaño de una hormiga- y gigantesca -del tamaño del planeta- al mismo tiempo.
La ciudad, ¿zona hostil para las hormigas?
El problema que enfrentamos ahora en las ciudades, aclara la cientÃfica, no es exactamente que estemos perdiendo poblaciones de hormigas. Hay hormigas de muchas clases y adaptadas a hábitats muy distintos: unas a zonas descubiertas, otras viven en árboles, algunas en arbustos, en zonas de césped… Si una ciudad tiene parques con una amplia variedad de microhábitats, la variedad de especies de hormigas será también amplia y cada una podrá cumplir su función.
Se estima que hay 2,5 millones de hormigas por cada ser humano
Revista Proceedings of the National Academy of Science