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El entorno influye en tu salud más de lo que piensas (y el cambio climático, también)

El cambio climático modifica los entornos en los que vivimos y estos, a su vez, condicionan nuestra salud. DKV ya se ha puesto manos a la obra para mejorar esta relación.

Ana Belén Madrid

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El cambio climático se ha convertido en el gran reto de la humanidad. No es para menos: son muchas las cuestiones que dependen de poner freno a esta amenaza. La salud de las personas es una de las más importantes, aunque no siempre se asocie con ella.

La salud no depende únicamente de nuestro cuerpo o de la genética con la que nacemos. El entorno y el estilo de vida son cada vez más importantes. Por un lado, tienen mucho que ver con la epigenética, ya que la exposición a ciertos factores ambientales es capaz de activar o inactivar genes y provocar cambios funcionales importantes en el genoma. Por el otro, ya se han encontrado vínculos entre el cambio climático y la transmisión de virus, que podrían influir en la expansión de futuras pandemias por el calentamiento global.

El 23% de la mortalidad se puede atribuir a factores medioambientales

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya ha puesto cifras a esta realidad y estima que el 24% de la carga mundial de morbilidad y el 23% de la mortalidad se pueden atribuir a factores medioambientales. Está claro que hay que actuar y que hay que hacerlo ya. Este es un cometido en el que todos debemos involucrarnos y las grandes empresas no son una excepción. 

¿Cómo puede, por ejemplo, involucrarse una compañía aseguradora en la lucha contra el cambio climático? En el caso de DKV, se ha puesto ya manos a la obra y ha desarrollado su programa Planeta Salud, una estrategia contra el cambio climático que se marca objetivos ambiciosos. Por ejemplo, el de compensar todas las emisiones generadas desde la creación de la compañía en 1932, o el de calcular y reducir las que generan sus propios grupos de interés.

Un reto complejo, pero viable

Lo que ocurre con el cambio climático es que es un problema complejo que es necesario abordar desde infinidad de frentes. ¿La clave del éxito? Que cada persona, familia, compañía o institución sea consciente de su propio impacto y haga lo posible por orientarlo hacia un futuro sostenible.

DKV mide desde el año 2004 su huella de carbono y ha alcanzado ya el estatus de CeroCO2. Para ello, ha reducido sus emisiones en más del 80%, utiliza electricidad de fuentes de energía totalmente renovables e incluso vincula sus propios productos y servicios al enfoque medioambiental. Algunos ejemplos son Ecofuneral, una póliza de seguros que vela por la huella de carbono del último paso de una persona, o los seguros del hogar que velan por la calidad del aire interior en las reparaciones.

DKV se ha comprometido a plantar al menos un millón de árboles hasta el años 2030

En el ámbito de Planeta Salud, su estrategia de sostenibilidad, DKV se ha comprometido a plantar al menos un millón de árboles hasta el años 2030. Con esta medida se apoya la regeneración de ecosistemas, pero también la capacidad del planeta para procesar los gases de efecto invernadero que tanto influyen en el cambio climático y sus consecuencias más dramáticas.

Otras medidas interesantes tienen que ver con la introducción del impacto climático y el vector ambiental en el cálculo de riesgos de los seguros de salud, o el impulso a emprendedores y startups que trabajan en soluciones de salud ambiental. La ciencia también recibirá el apoyo de la compañía para difundir investigaciones sobre el impacto que tiene el cambio climático en la salud. Incluso se involucrará en combatir la desinformación sobre ciencia, salud y cambio climático, entre otras medidas.

Medir para progresar

A la hora de afrontar un reto tan complejo como el cambio climático y su relación con la salud, es imprescindible observar la situación actual de los entornos en los que viven las personas para detectar áreas de mejora. En este sentido, las áreas urbanas son un objeto de estudio fundamental, ya que más del 80% de la población española habita en ellas.

Para colaborar en esta labor, DKV promueve el Índice de Salud de las Ciudades, en el que tiene en cuenta una serie de variables para estudiar el rendimiento de las ciudades en este ámbito tan importante. Concretamente, son 78 los indicadores que se observan en este análisis, agrupados en cinco dimensiones y doce categorías temáticas. Así se puede realizar una aproximación a la salud que vaya más allá de la ausencia de enfermedades o dolencias, tal y como establece la ONU, y abarca una situación de bienestar físico, mental y social.

Las grandes dimensiones que analiza el Índice de Salud de las Ciudades de DKV abarcan la salud de la población, en entorno, las condiciones socioeconómicas y laborales de sus habitantes, la comunidad o los servicios de salud de los que disponen los ciudadanos, incluyendo actividades preventivas y de promoción de la salud.

La segregación espacial es uno de los grandes retos de las ciudades españolas

Entre los hallazgos de este Índice de Salud de las Ciudades destacan las categorías que dejan un mayor margen para la mejora. Por ejemplo, las camas en hospitales, la movilidad de las personas o la vivienda. También que la segregación espacial es uno de los grandes retos que tienen por delante las ciudades españolas, sobre todo las más grandes, a la hora de abordar la relación entre la salud y las condiciones socioeconómicas de sus ciudadanos. 

Por otro lado, en lo referente a la seguridad o las redes familiares y comunitarias, nuestras ciudades tienen un rendimiento positivo, al cumplir con los umbrales establecidos en gran medida. También se registra una cobertura geográfica de atención primaria y urgencias excelente, aunque las ambulancias y las plazas hospitalarias tienen espacio para mejorar.

Frenar el cambio climático y mejorar la salud de las personas está al alcance de nuestra mano. Es cuestión de influir en nuestro radio de acción y tomar consciencia de todo aquello que podemos mejorar. Con el esfuerzo de todos, será más sencillo superar un desafío global que exige una reacción inmediata.

Un bosque para el recuerdo

La pandemia de la COVID-19 se ha cobrado millones de vidas en todo el mundo, dejando tras de sí a familiares y amigos. Precisamente para recordar a aquellas personas que perdieron la vida a causa de la pandemia, DKV ha puesto en marcha una iniciativa en el marco de su compromiso de plantar un millón de árboles hasta 2030. 

Su proyecto de bosques memoriales incluye la plantación de 768 árboles en recuerdo de cada uno de los clientes de DKV fallecidos a causa de la COVID-19. En cada uno de ellos se ha colgado una tarjeta de papel semilla con una frase en memoria de las familias que, con el tiempo, se acabará convirtiendo en flores que brotarán a los pies de los árboles.

Este bosque memorial, plantado cerca de El Bruc (Barcelona), ha sido el primero de varios que se plantarán en distintos lugares de España para promover la restauración forestal.