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CLÍNICA BAVIERA

Ni gafas ni lentillas: un remedio cómodo y eficaz contra la vista cansada

La presbicia no se puede prevenir, pero sí podemos corregirla a través de gafas, lentillas y varias opciones quirúrgicas. La más común y eficaz, una cirugía que reemplaza el viejo cristalino por una lente multifocal intraocular.

Cecilia Marín

CONOCIENDO LA PRESBICIA

La doctora Clara Martín, especialista en Oftalmología de Clínica Baviera, nos da todas las claves sobre este defecto visual y nos cuenta cómo podemos corregirlo.

Hace tiempo que aumentaste el tamaño de la fuente de tu móvil porque poco a poco las letras te empezaron a parecer demasiado pequeñas. Cuando te llega una factura tienes que alejar el papel para poder ver bien lo que te has gastado este mes y tu otrora precisión milimétrica con el pincel del pintauñas ha disminuido por culpa de tu vista. Además, esas tardes que tanto disfrutabas enfrascada en la lectura cada vez te resultan más tediosas porque necesitas más luz a tu alrededor y, aun así, acabas con dolor de cabeza y sensación de cansancio ocular. Si te sientes identificada con estas situaciones, probablemente tengas más de 45 años y lo que te pasa tenga un nombre: presbicia. No sufras, no es ninguna patología ni enfermedad; simplemente, una condición de la vista relacionada con la edad. Conforme nos vamos haciendo mayores nuestra capacidad de enfoque de cerca va disminuyendo... y nadie puede librarse de ello. “Desgraciadamente, no hay ninguna forma de escaparse de la presbicia. Entre los 45 y los 55 años de edad a todo el mundo le aparecerá en mayor o menor grado”, avisa la doctora Clara Martín, especialista en Oftamología de Clínica Baviera. “Es un defecto visual que forma parte del envejecimiento natural, así que si conocéis el remedio de la eterna juventud, me lo contáis”, bromea.

Y así es. Mientras esperamos ese elixir que nos conduzca hacia la inmortalidad libre de envejecimiento, esta dificultad para ver con nitidez de cerca no se puede prevenir. “La presbicia no duele, no pica… No hay ningún síntoma físico. Lo que se nota fundamentalmente es cansancio al mantener la mirada de cerca”, sostiene. Su explicación es sencilla: nuestro cristalino, esa lente natural que tenemos dentro del ojo y que es capaz de enfocar de lejos y de cerca, envejece, se va endureciendo, y va perdiendo la capacidad de enfocar los objetos que tenemos más próximos.

“La presbicia es un defecto que afecta funcionalmente a la vida e incluso hay gente que lee menos o deja de leer por no ir todo el día con las gafas a cuestas”

Clara Martín, especialista en Oftalmología de Clínica Baviera

Entre los síntomas que pueden alertarnos de que empezamos a padecer presbicia se encuentra la sensación de falta de luz cuando se lee, dolor de cabeza, cansancio visual, la necesidad de alejar los objetos para verlos mejor y la mala adaptación visual a cambios en la distancia lejos-cerca. Así, el clásico gesto de alejar un papel o la pantalla del móvil es uno de los principales indicativos de que padecemos presbicia, un acto que realizamos de manera instintiva para, sin siquiera saberlo, intentar mitigar la falta de elasticidad del cristalino y así ver mejor. En un primer momento este gesto funciona, pero con el tiempo será imprescindible el uso de gafas. “La presbicia es molesta porque al final es muy incómodo, sobre todo para el que nunca ha llevado gafas. Es un defecto que afecta funcionalmente a la vida e incluso hay gente que lee menos o deja de leer por no ir todo el día con las gafas a cuestas”, menciona la doctora Martín.


Estos síntomas no se sienten de repente, sino que se empiezan a notar a partir de los 40 o 45 años y se van agudizando con el paso del tiempo hasta los 65 años. Según el Estudio de la Visión en España 2020 de Clínica Baviera, se calcula que cerca del 42% de los españoles la padece. Además, su prevalencia va aumentando según cumplimos años, afectando a casi el 80% de los mayores de 60 años.


OPERAR LA PRESBICIA


Aunque la presbicia no se puede prevenir, sí podemos corregirla a través gafas, lentillas y varias opciones quirúrgicas. La más común y efectiva: el implante de una lente multifocal intraocular. “Es muy similar a una operación de cataratas, aunque es una cirugía más rápida porque el paciente generalmente es más joven y el cristalino es más grande. Se realiza con anestesia tópica y dura alrededor de diez minutos”, asegura la especialista de Clínica Baviera, en la que llevan más de 15 años realizando operaciones de presbicia con unos resultados “excelentes”.


Esta cirugía ambulatoria consiste en extraer el cristalino del paciente, que no tiene la potencia adecuada y ya no enfoca correctamente, e implantar en su lugar una lente intraocular de última generación con varios focos que hará la función de cristalino artificial para que la persona pueda ver tanto de lejos como de cerca sin tener que depender de las gafas. El paciente se irá a casa con el ojo destapado, protegiéndolo con unas gafas de sol y aplicando los colirios pautados según un estricto protocolo en las semanas siguientes. Además, gracias a que con la operación se retira el cristalino envejecido, este no se podrá opacificar, con lo que se previene la futura aparición de cataratas. “Una de las ventajas de la cirugía de presbicia es que como la lente es artificial, esta ya no envejece aunque nosotros sí lo sigamos haciendo. Que una lente artificial dentro del ojo cambie la graduación es muy poco probable y tener catarata tampoco es posible, así que salvo alguna otra enfermedad o defecto, el resultado es definitivo”, manifiesta la doctora Martín.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Clínica Baviera. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.