Montblanc relanza relojes de los años veinte con matices de hoy
La firma lanza la colección 1858, una evolución de los legendarios relojes que diseñaron para montanistas y militares del periodo de entreguerras perfecta para los hombres modernos que aman la naturaleza
Montblanc fue una de las firmas que demostró, hace más de un siglo, que se pueden explorar los picos más altos y disfrutar, al mismo tiempo, del refinamiento. Lo hizo con piezas de relojerÃa puramente artesanales que acompañaban a los exploradores militares que se atrevÃan a desafiar, entre otros, al imponente pico nevado de los Alpes que da nombre a la marca, el Mont Blanc. Esos legendarios relojes, de los años veinte y treinta en este caso, son los que ahora relanzan añadiéndoles nuevos matices para convertirse en compañeros de aquellos hombres modernos y aventureros que aman la naturaleza.
La colección Montblanc 1858 se compone de cinco modelos distintos, algunos de ellos ediciones limitadas. Están los automáticos de 40 mm y cronógrafos de 42 mm, un Worldtime Geosphere Manufactura de 42 mm, un ligero modelo de pulsera de 40 mm con movimiento de cronógrafo monopulsador y, para cerrar la colección, dos modelos de bolsillo . El primero de ellos está limitado a 100 piezas y el segundo, a 16 piezas y fabricado en oro rojo de 18 K. Ambos son un homenaje al 160 aniversario de Minerva con el nuevo Calibre manufacturado MB M16.24, un maravilloso movimiento monopulsador hecho a mano inspirado directamente en el histórico calibre cronógrafo monopulsador 17.29 Minerva para relojes de bolsillo.
Todos los modelos se inspiran en relojes que se diseñaron y fabricaron para el mundo del alpinismo y para uso militar en el perÃodo de entreguerras. Por ello, muestran con orgullo las coronas estriadas tÃpicas de aquel entonces, los cristales de zafiro abombados y las esferas con contrastes de color e históricas agujas luminiscentes tipo catedral con diseño cloisonné. No faltan, por supuesto, los números árabes recubiertos con SuperLumiNova®, la minuterÃa ferrocarril y el logotipo original Montblanc de 1930 con su tradicional tipografÃa y la cumbre Mont Blanc.
No faltan detalles históricos como las coronas estriadas o los cristales abombados de zafiro
Esta colección renace como legado de la Manufactura Minerva, el gran taller suizo de Montblanc que cumple 160 años y vio nacer la primera versión de esta colección Montblanc 1858. El taller ha seguido abierto desde entonces en la localidad alpina de Villeret, donde los maestros y artesanos relojeros se concentran ahora en las piezas y los diseños de lujo. Allà se concibió, en los locos años veinte, uno de los primeros cronógrafos monopulsadores de cuerda manual desarrollado especialmente para relojes de pulsera. Villeret era un garaje natural de innovación y este cronógrafo no tardó en convertirse en una tecnologÃa disruptiva.Â
La colección Montblanc 1858 cuenta con una aleación especial de bronce que evoluciona -y en ese sentido, se personaliza- con el uso. También exhibe, con sutileza pero sin falsos pudores, rasgos sorprendentes como el Worldtime Geosphere, cajas satinadas y asas estilizadas gracias a cantos biselados y pulidos. El objetivo era combinar la fuerza de los exploradores montaraces del siglo pasado con las necesidades refinadas de un urbanita moderno que sigue amando la naturaleza, que se siente estimulado por sus cimas y que quiere convertir su vida en un reto único, con un reloj que, además de meterle prisa, sabe respetar sus pausas y sus tiempos. Los rascacielos, es natural, se arrugan ante los inmensos picos nevados.