Cuando conducir es un regalo para el cuerpo y el espíritu
En Japón, los artesanos infunden vida en aquello que crean. De la dedicación y el esfuerzo minucioso nacen objetos con energía y fuerza vital, y coches con alma
Kodo, Jinba Ittai, la ceremonia de té… La milenaria cultura japonesa presente en ámbitos como el laboral y el de los negocios, en la artesanía o en la estética, también crea automóviles. La sencillez como concepto básico del día a día, el despojarse de todo lo que no sea esencial… En definitiva, concebir el coche como arte.
Con esta inspiración se busca una conexión emocional entre el conductor y la máquina. Igual que los arqueros Yabusame, jinetes que necesitan estar en perfecta fusión con su caballo para disparar la flecha. A este estrecho vínculo se refiere la expresión Jinba Ittai, mientras que diseño Kodo se traduce como “alma del movimiento” y sugiere formas puras, imponentes y refinadas que encarnan la belleza dinámica de la vida.
¿Y la ceremonia del té? ¿Qué puede aportar al diseño de coches? Ni más ni menos que la armonía entre relajación y tensión, donde cada pequeño detalle está cargado de significado.
La suma de estos y otros conceptos procedentes de la tradición ancestral de Japón dan como resultado coches como el nuevo Mazda CX-5, la expresión más evolucionada de la filosofía centrada en el ser humano de la marca japonesa.
Nuevas dimensiones del placer de conducir
Desde que se lanzó en 2012, el Mazda CX-5 ha vendido un millón y medio de unidades en más de 120 países. Pero pese a ganar más de 90 premios de la crítica especializada, Mazda no se conforma con un modelo de éxito y ha cumplido con el desafío de elevar la calidad de su diseño hasta un nivel artístico. Tomando al conductor como punto de partida, el coche se adapta a su medida con novedades que crean una sensación de control absoluto del vehículo. Así, la carrocería SKYACTIV-Body reduce el tiempo de respuesta del coche a los movimientos del volante y los sistemas de dirección, suspensión y frenos del SKYACTIV-Chassis aumentan la estabilidad.
Porque la clave no son los objetos, sino el espíritu, Mazda ha creado un entorno interior confortable y sin elementos innecesarios para ofrecer una experiencia más personalizada. Se ha perfeccionado cada detalle, desde la posición de las salidas de aire del climatizador hasta los materiales del panel de instrumentos, y se han incorporado novedades como el volante con agarre más cómodo, un portón trasero eléctrico con mando a distancia, una nueva pantalla central de 7 pulgadas con una imagen más clara, materiales que mezclan la madera y el metal, costuras artesanales oproyección de información en el parabrisas.
Al placer que produce el diálogo entre el conductor y el vehículo también se suma la comodidad de los pasajeros. Se han revisado a fondo los asientos para ofrecer una mejor sujeción del cuerpo y más confort, y se ha minimizado la rumorosidad en el habitáculo para que todos los ocupantes puedan relajarse mientras que el conductor se concentra en la carretera.
Lo sencillo es sofisticado
Si por dentro el SUV de Mazda produce una experiencia de orden y calidad; por fuera, sus líneas puras transmiten seguridad. En un proceso de perfeccionamiento constante y con la ambición de no dejar nunca de mejorar, el renovado Mazda CX-5 consigue una presencia impactante y refinada, con sensación de elegancia sencilla y, al mismo tiempo, con un aspecto atlético.
Para captar ese espíritu, modelistas en arcilla, diseñadores e ingenieros trabajaron conjuntamente, demostrando el compromiso de Mazda con la sensibilidad estética japonesa por el trabajo manual, el origen de Kodo. Para crear un sorprendente efecto de formas cambiantes, el frontal tiene ahora una expresión más baja, gracias al empleo de unos grupos ópticos led más afilados, la parrilla en forma de ala refuerza el efecto de amplitud y las molduras de los faros antiniebla son más estilizadas. Igualmente, se ha potenciado el aspecto tridimensional del logo y de la parrilla. Visto de perfil, la línea de cintura del nuevo Mazda CX-5 es ligeramente más baja y la amplia superficie acristalada lateral resulta más llamativa y esbelta.
Atrevido pero delicado, evolucionado y elegante. La cultura japonesa renueva su todocamino para llegar al corazón de las personas y ser mucho más que una simple máquina.