Acoso y violencia online: ¿Cómo identificar si lo sufre mi hijo?
Si alguien le pide sus contraseñas del móvil y redes sociales, controla su actividad online o incluso exige saber dónde está en cada momento a través de su geolocalización, es un caso claro de de cibercontrol, una forma de violencia de género que se extiende entre los jóvenes
La normalización de la violencia de género entre las nuevas generaciones es un fenómeno que preocupa cada vez más. Simplemente un dato para ilustrar: el 33% de los jóvenes de entre 15 y 29 años (es decir, uno de cada tres), considera inevitable o aceptable en algunas circunstancias controlar los horarios de sus parejas, impedir que vean a sus familias o amigos o decirles qué pueden o no hacer. Este dato del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) evidencia que los menores son menos críticos que los adultos con las actitudes de control. Además, es un fenómeno que se da en adolescentes de ambos sexos, ya que el 32% de las chicas de esas edades tolera estos comportamientos (frente al 29% de la población femenina en general), y un 34% de los chicos (frente al 30% de los hombres).
Por otra parte, son claros en su rechazo a las agresiones físicas. Pero para ellos el maltrato está relacionado únicamente con los golpes y no lo identifican con el control, que también es violencia de género. Su dificultad para identificarla es aún mayor si se produce en un entorno tan natural para ellos como es el digital, a través las redes sociales o de los servicios de mensajería instantánea, y les cuesta, por tanto, otorgar al llamado cibercontrol la gravedad que realmente tiene.
Y sin embargo, las cifras son muy reveladoras. ¿Sabías que el 25% de las chicas reconoce haber sufrido control abusivo de sus parejas a través del móvil? ¿O que el 60% de las adolescentes afirma haber recibido insultos machistas por WhatsApp o las redes sociales de su novio o exnovio? ¿Y que más del 73% de los jóvenes ha oído en alguna ocasión a un adulto de su entorno frases como “los celos son una expresión de amor”? Estas son solo tres conclusiones de un estudio promovido por la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, que deja claro que la violencia de género se está extendiendo tanto entre los jóvenes que muchos la sufren sin ser del todo conscientes de ello.
"Han incrementado los hechos delictivos entre parejas jóvenes por dos motivos. El primero es que las relaciones cada vez comienzan antes y hay muchas chicas de 13 o 14 años que no tienen la madurez suficiente para percibir las primeras señales de que su pareja les está controlando. El segundo es que el uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales es un importante campo de cultivo para ejercer una violencia de control sobre los adolescentes, y permiten al maltratador realizar un control más fácil de la pareja", afirma la presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial, Ángeles Carmona. De hecho, según sus datos, 266 menores de edad fueron enjuiciados por delitos de malos tratos en 2017, un 48% más que el año anterior.
¿Cómo detectar casos de violencia de control?
El cibercontrol, o la violencia de control a través de medios digitales, es la vigilancia continuada en las redes sociales o los servicios de mensajería de las actividades que realiza la víctima, así como de sus amistades, comentarios, de las fotos que comparte, sus horas de conexión y hasta su localización. El control puede llegar al punto de decidir qué amigos puede tener o no en sus redes, con quién puede hablar o no y en actitudes, en celos y chantaje o incluso en situaciones mucho más graves.
Investigadores de Psicología Clínica y de la Salud de la Universidad de Sevilla, en colaboración con las Universidades de Huelva, Oviedo y Extremadura, acaban de publicar un estudio en el que constatan que una de cada cuatro jóvenes (casi el 30%) sufre violencia de pareja sin ser consciente de ello. El primer paso para paliar este aumento de la violencia de género entre los jóvenes, agravado además por el uso de los medios digitales, pasa por la concienciación y la educación. Así nos lo recuerdan iniciativas como Por un uso Love de la tecnología, con la que Orange pretende sensibilizar tanto a adultos como a menores sobre la importancia de un uso seguro y responsable de la tecnología, así como de los riesgos del abuso o mala utilización, como es el caso del cibercontrol.
Una primera señale de que se está dando una situación de este tipo es la insistencia continuada para tener las contraseñas del móvil, el ordenador y las redes sociales de la pareja. De esta forma, el acosador puede espiar sus conversaciones, fotos y amigos en Facebook, Twitter o Instagram, leer sin permiso los chats de WhatsApp, preguntar obsesivamente por las horas de conexión, controla dónde está a través de la geolocalización o convertir en un problema que no se responsa a un mensaje inmediatamente.
Todos estos comportamientos son más habituales de lo que pensamos entre los jóvenes y son signos claros de violencia de control. De hecho, el informe Jóvenes y Género. El estado de la cuestión, realizado por el Centro Reina Sofía sobre adolescencia y juventud, revela que el 13,9% de los jóvenes de entre 12 y 24 años encuestados reconocen haber intentado controlar asu pareja por el móvil al menos alguna vez; el 5,1% afirma haber enviado mensajes insultantes o amenazantes a través de internet o del móvil a su pareja; el 3,9% ha difundido alguna vez fotos o imágenes de su chica o chico sin su permiso en un medio digital; el 4,2% ha usado al menos alguna vez las contraseñas de su pareja para suplantar su identidad, y el 9,9% ha hecho esto mismo para controlarla.
Formas de cibercontrol
Aunque el control digital tiene tantas formas como canales sociales utilizan hoy los adolescentes y jóvenes, estas son algunas claves que pueden ayudar a detectar si se está ejerciendo cibercontrol en una pareja:
Te presiona para que le des tus contraseñas como muestra de amor y confianza.
Siempre quiere saber quién te llama o escribe al móvil, ver tus conversaciones y saber qué contactos tienes en las redes sociales.
Controla tus comentarios en las redes sociales y te exige saber cuándo y por qué te has conectado para hablar con alguien.
Te pide que le envíes tu ubicación en el móvil para confirmar y controlar que estás donde dices que estás.
Te menosprecia y se burla de ti. Incluso te amenaza con difundir mensajes e imágenes tuyas por internet si no haces lo que quiere.
Tienes miedo de sus reacciones y hasta has temido que te pegara.
Ante estas situaciones, evidencias de una relación que no es sana, lo más importante es que los menores entiendan que el maltrato no solo es físico sino también psicológico, en forma de chantaje, coacción y control. En estos casos, es fundamental el apoyo a la víctima por parte de sus padres y el entorno, así como que sepan que pueden denunciar la situación en la línea 016, que es un servicio confidencial, gratuito y no deja rastro ni en el registro de marcación ni en la factura del teléfono.